sábado, 7 de noviembre de 2015

Así fue

Y bien caminante, ¿Qué ha sido de tí?,  ¿Acaso has contado los pasos recorridos?, ¿Recuerdas cada   detalle del camino?, ¿Conservas la esencia y apetito que te llevo a alejarte de tí?.
Huías de tus temores disimulando con apenas una tenue sonrisa la procesión de lamentos que llenaban tu alma, escondías en tu mirada aquellos instantes de lucidez, que de forma repentina te motivaban a continuar, sin embargo, estaban adheridas a ti melodías tardías que reflejaban en  hombres sin rostro, la marca imborrable de un  pasado oscuro y  sigiloso, era tan fácil leer en tu expresión la angustia que sentías, cuando aquella película se reproducía en tu inconsciente sin generar imagen alguna, apenas una insípida sensación, pero tan letal como para opacar toda tu luz, incrustando a cada segundo aquella máscara que decía poco de ti.     Un lindo disfraz para un cuerpo vacío, se levantó esa pequeña obra de monotonía que suele escribirse en la derrota del individuo, cuando el más preciado logro se encuentra en la conformidad,  algo común en el entorno.
Tan despreciable escenario, repugnando en comodidad e ironías, lleno de colores que logran ocultar el hedor de aquellas simplezas que corroen la curiosidad del ser.
Encontraste en el camino experiencias maravillosas, recorriste misteriosos e inimaginables trayectos, conociste las virtudes que pocos han de revelarse algún día, te convenciste de huir de ti mismo, pero mientras caminabas te acercabas a ti cada vez más, poco a poco experimentaste la confianza para identificarte con pequeñas cosas de la naturaleza cuya existencia ni siquiera te había importado mientras sólo respirabas, el viaje trajo a ti la sensación que tuviste de niño al dar tus primeros pasos.
Aprendiste más de lo que esperabas cuando emprendiste aquel absurdo viaje, sin necesidad de conocer a nadie más llenaste tu intelecto de conocimientos empíricos, tu razonamiento te permitió explorar más allá de lo conocido. Ahora te veo inundado de ti,  sin historia, sin lamentos, desempolvando el teatro que vio crecer tus discretas mentiras, eres otro, o tal vez eres el mismo ser, él que había dejado a libertad de otros lo que su voluntad podía decidir.
Me sorprende que tu viaje, tan lleno de experiencia haya sido tan corto, sólo segundos.
Resume tu historia  gloriosos momentos de libertad y el único pensamiento que surge en mí es que  tal vez no existió tal viaje, quizás atrapaste la sensación justo antes de despertar una mañana cualquiera, tal vez solo te viste al espejo sin vanidad, nada cambió en ti, abandonaste aquella costumbre de verte primero con los ojos de otro y lograste lanzar tus ojos al lago que jamás habías encontrado en ti.
-Así fue.

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